El síndrome de Estocolmo es un fenómeno psicológico en el que una persona desarrolla una conexión emocional con su captor o agresor. Aunque este síndrome se ha estudiado principalmente en situaciones de secuestro, también puede ocurrir en relaciones de pareja tóxicas. En este artículo, exploraremos los signos del síndrome de Estocolmo en relaciones de pareja y cómo identificarlos.
Señales de una relación de pareja tóxica
Creación de un lazo emocional con el agresor
Una de las señales más claras del síndrome de Estocolmo en una relación de pareja es la creación de un fuerte lazo emocional con el agresor. La persona que lo experimenta puede sentir una conexión profunda y emocionalmente intensa con su pareja, a pesar de los abusos y maltratos que pueda sufrir. Esta conexión puede ser tan fuerte que la persona puede llegar a justificar o minimizar los comportamientos abusivos.
Sentimiento de agradecimiento por salir con vida o sufrir menos daños
Otro signo del síndrome de Estocolmo en una relación de pareja es el sentimiento de agradecimiento por salir con vida o sufrir menos daños. La persona puede sentir que su pareja es la única que puede protegerla o cuidarla, a pesar de los abusos que pueda sufrir. Este sentimiento de gratitud puede llevar a la persona a justificar o aceptar los comportamientos abusivos como parte de la relación.
Fuerte dependencia emocional
La dependencia emocional es otro signo común del síndrome de Estocolmo en relaciones de pareja. La persona puede sentirse completamente dependiente de su pareja, tanto emocional como económicamente. Puede tener miedo de estar sola o de enfrentarse a la vida sin su pareja, lo que dificulta aún más la posibilidad de salir de la relación tóxica.
Control y manipulación por parte de uno de los miembros
En una relación de pareja tóxica, es común que uno de los miembros ejerza un control y manipulación sobre el otro. Esto puede manifestarse de diferentes formas, como controlar las actividades de la pareja, limitar su contacto con amigos y familiares, o incluso utilizar la violencia física o emocional para mantener el control. La persona que experimenta el síndrome de Estocolmo puede llegar a aceptar este control como parte de la relación y justificarlo como una muestra de amor o protección.
Manipulación y aislamiento en la relación
Sentirse responsable o culpable de las agresiones sufridas
En una relación de pareja tóxica, es común que la persona que sufre los abusos se sienta responsable o culpable de las agresiones sufridas. Puede creer que de alguna manera provocó los comportamientos abusivos o que merece ser tratada de esa manera. Esta creencia puede ser reforzada por el agresor, quien puede utilizarla como una forma de mantener el control sobre la persona.
Técnicas para manipular y aislar a la otra persona
El agresor en una relación de pareja tóxica puede utilizar diferentes técnicas para manipular y aislar a la otra persona. Puede controlar sus actividades, limitar su contacto con amigos y familiares, o incluso difamarla para que nadie la crea o la apoye. Estas técnicas de manipulación y aislamiento pueden hacer que la persona se sienta aún más dependiente de su pareja y dificultar su capacidad para buscar ayuda o salir de la relación.
Recordar solo los momentos favorables y devaluar las agresiones
Una característica del síndrome de Estocolmo en relaciones de pareja es la tendencia a recordar solo los momentos favorables de la relación y devaluar las agresiones sufridas. La persona puede minimizar o justificar los comportamientos abusivos, enfocándose en los momentos en los que su pareja fue amable o cariñosa. Esto puede hacer que la persona se sienta confundida y atrapada en la relación, ya que puede creer que los momentos buenos compensan los malos.
Ofrecer disculpas, regalos y promesas de cambio para ser «perdonado»
El agresor en una relación de pareja tóxica puede utilizar diferentes estrategias para mantener a la persona atrapada en la relación. Puede ofrecer disculpas, regalos y promesas de cambio para ser «perdonado» y mantener así el control sobre la persona. Estas acciones pueden hacer que la persona crea que su pareja realmente cambiará y que la relación puede mejorar, lo que dificulta aún más la posibilidad de romper el ciclo de abuso.
Dificultad para romper el círculo vicioso
Necesidad de apoyo familiar, de amigos y ayuda profesional
Salir de una relación de pareja tóxica puede ser extremadamente difícil para alguien que experimenta el síndrome de Estocolmo. Es importante que la persona cuente con el apoyo de familiares, amigos y profesionales de la salud mental para poder romper el círculo vicioso del abuso. Estos apoyos pueden brindarle la fuerza y el apoyo necesarios para tomar la decisión de salir de la relación y comenzar un proceso de sanación.
El síndrome de Estocolmo en relaciones de pareja puede ser un fenómeno complejo y difícil de identificar. Los signos mencionados anteriormente pueden ayudar a reconocer si una relación de pareja es tóxica y si se está experimentando el síndrome de Estocolmo. Es importante buscar ayuda y apoyo para poder salir de una relación abusiva y comenzar un camino hacia la sanación y el bienestar emocional.